La Consejería de Cultura ha iniciado los trámites previstos en la Ley de Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha para declarar “Bien de Interés Cultural” (BIC), con la categoría de “monumento”, la iglesia románica de Mota de Altarejos (Cuenca) y el convento de Santo Domingo, en Ocaña (Toledo). Estas órdenes aparecen en el último Diario Oficial de Castilla-La Mancha, del viernes 26 de noviembre.

La iglesia románica de Mota de Altarejos está bajo la advocación de San Lorenzo Mártir, patrón del pueblo, situándose en el extremo norte del poblado y en su cota más alta. Consta de una nave única en planta rectangular, con cabecera de planta cuadrada, y arco de medio punto con moldura en intradós.

El arco triunfal de medio punto moldurado, de gusto renacentista y de época de la ampliación, se apoya sobre gruesos pilares redondos que presentan un alto plinto. A los pies se sitúa el coro con baranda de madera de balaustres y, bajo él, existen dos pequeños habitáculos, uno de ellos utilizado como presbiterio. De la iglesia original románica se conserva parte de los muros de la nave con su remate de canecillos y la portada de ingreso.

El edificio sufrió una reforma en la que se sustituyó la cabecera original, que estaría compuesta de un ábside semicircular y presbiterio, añadiéndose el cuerpo de la sacristía y alargándose ligeramente la nave en la zona de los pies. Se construyó la actual espadaña, aunque su estructura plenamente románica se conserva intacta.

El edificio está construido en mampostería con remates de sillar en las esquinas y parte inferior y superior de la espadaña, si bien toda la parte original románica está construida en piedra arenisca. Los muros de la cabecera, así como el muro norte, son ciegos; se puede observar el cambio de fábrica que se produce al iniciarse en la cabecera reformada, y en ambos muros de la nave se conservan las esquinas de sillar del antiguo presbiterio.

En el exterior, la portada situada en el muro sur, es una portada protogótica que se resuelve con dos arquivoltas abovedadas lisas de arco ligeramente apuntado, y apoyada en cornisa biselada, que en el frente se decora con un recercado de puntos de diamante.

La espadaña situada a los pies, se estructura en dos cuerpos: el inferior, sobre zócalo de sillar, presenta a media altura una pequeña ventana adintelada, y en su parte superior disminuye en anchura para dar paso al segundo cuerpo, todo de sillar, con remate triangular y dos huecos para campanas y uno más pequeño para campanil.

El Convento de Santo Domingo, en Ocaña (Toledo), fue una de las excepciones que quedaron fuera del Decreto de Desamortización de Mendizábal que suprimió todos los conventos de la Península. Se trata del Colegio Misionero para Asia de los Dominicos de Ocaña. De las diversas dependencias del convento cabe destacar la iglesia y el claustro.

La iglesia es de estilo renacentista, de planta rectangular, de tres naves, con ábside poligonal de tres lados en la cabecera. La nave central está cubierta por una bóveda de medio cañón, con arcos formeros y lunetos entre ellos. En la conjunción de los arcos del crucero se alza la cúpula central de media naranja sobre pechinas y con el tambor separado mediante una imposta perimetral.

Las naves laterales y la central se conectan por arcos de medio punto sobre pilastras a ambos lados de los machones conformando capillas separadas de la nave central a través de cancelas de forja. Existe una imposta perimetral que recorre todo el templo. Todo el interior de la iglesia se encuentra profusamente decorado por unas pinturas de finales del siglo XIX, obra de Fray Luis Santiago, discípulo de Luis Madrazo, que realzan o imitan la traza constructiva del mismo (gallones de la cúpula, decoración en los intradoses de los arcos, imitación de lunetos, etc.). Los cuadros del retablo del ábside del altar mayor fueron realizados por Julio Ibañez, 1954, pintor realista formado en la escuela de Roma.

El elemento más importante del interior de la iglesia es el coro, situado a los pies, lo que exigió añadir un nuevo tramo que apoyara sobre el pórtico de entrada, prolongando, de esta forma, la nave. Fue tallado en 1572, de autor desconocido, y procede de un convento dominico de Almagro. Realizado en madera de nogal, es de estilo renacentista.

El cuerpo inferior del coro está decorado con bajo-relieves de personajes del Antiguo Testamento (a la derecha varones, a la izquierda mujeres). Cabe destacar de todo el conjunto, las “Misericordias”, de tipo azteca (influencia de los misioneros a su vuelta de América). Al exterior, la fachada principal situada a los pies del templo, consta de pórtico de piedra de sillería almohadillada en el exterior, compuesto de tres arcos frontales: el del centro de medio punto y los otros dos adintelados.

La torre está situada a los pies, ocupando el espacio de la última capilla en la nave lateral izquierda. Es de cuatro cuerpos, el inferior de piedra de sillería y el resto de ladrillo y mampostería con pequeños huecos de iluminación hacia la escalera. El último tramo tiene dos huecos por cada cara con arco de medio punto y decoración de pilastras. Está todo él realizado en ladrillo y lleva un cornisamiento de ladrillo aplantillado antes de la cubierta a cuatro aguas y un chapitel con mirador a los lados.

El claustro es de planta rectangular y está organizado en dos alturas. De estilo renacentista, atribuido a Alonso de Covarrubias y realizado entre los años 1540-1543. Ambos niveles están cubiertos por artesonados con tirantes, refuerzos en las esquinas, ménsulas entre vigas y rica decoración geométrica.

La planta baja está formada por lados de seis y ocho arcos de medio punto apoyados sobre columnas de piedras de orden dórico, que descansan sobre un pedestal. El claustro alto consta de doble número de vanos, doce y dieciséis por lado, estos son adintelados con columnas de orden jónico compuestas por una pequeña basa y sobre el capitel zapatas de piedra, mientras que la parte superior va coronada con una viga corrida decorada con medallones tallados.