El consejero de Hacienda de Castilla-La Mancha, Arturo Romaní, ha asegurado hoy que el objetivo del Gobierno presidido por Marái Dolores Cospedal ha sido siempre “ser referencia de credibilidad, fiabilidad, confianza y transparencia”. “En definitiva, ser fiables en la gestión de lo público”, ha enfatizado.
 
Romaní ha mantenido una reunión en las Cortes junto al presidente del Parlamento regional, Vicente Tirado, y el consejero del Tribunal de Cuentas Ángel Algarra. Tras la supresión del Síndico de Cuentas de Castilla-La Mancha como una medida para evitar duplicidades en la Administración y el consiguiente ahorro, es el Tribunal de Cuentas nacional el encargado de fiscalizar las cuentas de la región.
 
Según ha afirmado el consejero de Hacienda, “desde el minuto uno el objetivo del Gobierno de Cospedal ha sido el control exhaustivo del gasto público”.
 
Para ello, ha recordado, durante estos tres años de Gobierno “hemos adoptado innumerables medidas, como la Ley de Estabilidad Presupuestaria, la Orden de Control de Facturas o la creación de un Registro inmediato de todo el gasto de la Junta en los registros administrativos, que está monitorizado en tiempo real desde la Consejería de Hacienda”.
 
Asimismo, Romaní ha resaltado el refuerzo de la función interventora para incrementar la fiscalización previa de contratos y subvenciones. Igualmente, ha añadido, “hemos elaborado unos Presupuestos reales y rigurosos, y su ejecución ha sido igualmente rigurosa”.
 
El objetivo de todas estas medidas no es otro, tal y como ha puntualizado el titular de Hacienda, que convertir a Castilla-La Mancha en “referencia de credibilidad en la gestión de lo público, para lo que siempre estaremos dispuestos a colaborar y a plena disposición del Tribunal de Cuentas en esta tarea tan importante: que las cuentas del sector público estén claras”.