El consejero de Agricultura y Medio Ambiente, José Luis Martínez Guijarro, asistió a la décima edición de las Jornadas Romanas “A Valeria Condita”, una interpretación de la memoria histórica de Valeria (Cuenca) que, año tras año, atrae a miles de visitantes a este pequeño municipio de poco más de cien habitantes.
Martínez Guijarro insistió en la necesidad de potenciar iniciativas de estas características en la región encaminadas, por un lado, a recuperar y acercar nuestra identidad cultural e histórica y, por otro, a convertirse en un poderoso atractivo turístico capaz de generar nuevos flujos económicos en localidades eminentemente rurales. No en vano, la población a la que ha de dar servicio el sector servicios de Valeria multiplica su cifra por mil.
Desde el 9 de agosto y hasta el día 14, el visitante tiene la oportunidad de asistir a conferencias, disfrutar de recreaciones de costumbres de la era romana, participar en talleres, mercados al aire libre, cine forum, exposiciones, etc., lo que, a juicio del consejero, “supone desarrollar la esencia de un proyecto arqueológico, turístico y cultural que, bajo el pretexto, este año, de rendir homenaje a los emperadores romanos Galba, Otón y Vitelo, ha sabido diseñar actividades de gran interés para todas las edades y públicos, clave de un rotundo éxito que queda patente en sus numerosas visitas”.
El titular de Agricultura y Medio Ambiente pudo participar de la puesta en escena de la vida en una plaza romana en la que no faltaron las tiendas y talleres tradicionales de la época ni la escenificación de los desfiles de legionarios.
El yacimiento arqueológico
La ciudad de Valeria, cuyo yacimiento arqueológico forma parte de la Red de Yacimientos de Castilla-La Mancha, se fundó en el año 94 antes de Cristo por el procónsul Valerio Flaco.
Su yacimiento, uno de los más importantes hallados por el momento en la provincia de Cuenca, cuenta con uno de los foros romanos más completos del interior de la península en cuyo entorno se han podido recuperar una serie de importantes edificios de la vida pública de la época, como la Domus Pública, la Basícila y el Ninfeo, espectacular fuente monumental de casi 100 metros de longitud, la mayor de todo el Imperio.