Más de cuatro mil pacientes han pasado por la Unidad de Trastornos Respiratorios del Sueño del Hospital de Ciudad Real en su primer lustro
La mayoría de personas que acuden a consulta no son conscientes de las apneas, pausas en la respiración de más de diez segundos de duración, que hacen mientras duermen, por lo que es su pareja quien les insta a ver a un médico.
Se aconseja a los enfermos de apnea que adopten hábitos de vida saludables y en los casos más graves y sintomáticos se les prescribe que duerman con una CPAP.
Ciudad Real, 29 de diciembre de 2016.- La Unidad de Trastornos Respiratorios del Sueño de Neumología del Hospital General Universitario de Ciudad Real, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, ha cumplido este 2016 sus primeros cinco años de vida, lustro en el que acaba de superar los cuatro mil pacientes atendidos, aquejados en su inmensa mayoría por el Síndrome de Apnea e Hipopnea durante el Sueño (SAHS).
Según Javier Lázaro, neumólogo del HGUCR responsable de esta unidad de trastornos respiratorios, “entre un 6 y un 8% de la población adulta padece esta enfermedad”, que consiste en episodios intermitentes y repetidos de pausas respiratorias durante el sueño de diez o más segundos de duración, que se producen por el colapso de la vía aérea superior. Es más frecuente en adultos, especialmente en hombres, aunque a partir de la menopausia los porcentajes por sexo tienden a equipararse.
Este colapso es consecuencia, en parte, de la relajación muscular que se produce cuando estamos dormidos. Los principales factores de riesgo para sufrir esta enfermedad son el sobrepeso, particularidades anatómicas que disminuyan el calibre de la vía aérea superior –amígdalas prominentes, alteraciones nasales,…- tabaquismo, y el consumo de alcohol y de medicamentos ansiolíticos o relajantes musculares.
La mayoría de las veces, las pausas respiratorias provocan despertares inconscientes, los denominados microdespertares, pero en algunas ocasiones hacen que el enfermo se despierte sobresaltado con sensación de asfixia.
La primera consecuencia de este sueño alterado por interrupciones constantes es que el paciente tiene la sensación de levantarse cansado y a lo largo de la jornada se sentirá somnoliento porque no ha disfrutado de un descanso reparador. Pero, además, en los últimos años se ha demostrado que este problema respiratorio está asociado también con patologías cardiovasculares como la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica, ictus o arritmias cardiacas.
La persona que padece esta enfermedad no es consciente de que cada noche, aparte de los ronquidos, tiene numerosas pausas respiratorias, a veces de hasta dos minutos de duración, apunta el doctor Lázaro, “por lo que es su pareja o algún familiar que conviva con él, quien le insiste” para que pida consulta en la Unidad de Trastornos Respiratorios del Sueño del Hospital General Universitario de Ciudad Real.
Para confirmar el diagnóstico sobre un posible caso de Síndrome de Apnea e Hipopnea durante el Sueño y conocer su gravedad se somete al paciente a dos tipos de pruebas en función de sus características: la poligrafía respiratoria, que se puede realizar en el hospital o en su domicilio, y estudia durante una noche las características respiratorias y oxigenación del enfermo y la polisomnografía, que se efectúa en el hospital y estudia también la actividad cerebral y estructura del sueño durante la prueba.
Hábitos saludables
El tratamiento del SAHS comienza con la adopción de hábitos saludables por parte de la persona que lo padece, a la que se recomienda que mantenga un peso adecuado, que no fume y que evite las bebidas alcohólicas, sobre todo por las noches.
En los casos más acusados, se prescribe al paciente el uso de un equipo de presión positiva continua de la vía aérea en respiración espontánea, un respirador CPAP por sus siglas en inglés (continuous positive airway pressure), que genera una presión continua que impide el colapso de las vías respiratorias mientras duerme.
Hace treinta años el Síndrome de Apnea e Hipoapnea durante el Sueño era una enfermedad prácticamente desconocida, pero que, como dice Javier Lázaro “actualmente es muy prevalente y va en aumento debido principalmente a la creciente obesidad de la población, la epidemia del siglo XXI y su principal factor de riesgo”.