La Unidad del Dolor del Hospital de Ciudad Real prueba la eficacia de la toxina botulínica para tratar la neuralgia del trigémino
Las inyecciones subcutáneas de toxina botulínica tipo A se plantean como una alternativa a los tratamientos convencionales, ya que supone una mejoría significativa en la escala de percepción del dolor con mínimos efectos secundarios.
El estudio se ha presentado en el Congreso Mundial del Dolor celebrado en Nueva York con gran éxito, ya que son escasos los estudios de este tipo en el mundo.
Ciudad Real, 10 de octubre de 2016.- El equipo de la Unidad del Dolor del Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGUCR), dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, prueba la eficacia del tratamiento de la toxina botulínica tipo A en pacientes con neuralgia de trigémino, uno de los síndromes de dolor facial más graves que altera de forma significativa la calidad de vida de los afectados.
La neuralgia de trigémino se caracteriza por breves ataques de dolor punzante o de choque en cualquiera de sus tres ramas, fundamentalmente en la mandíbula o la mejilla, que comienza de forma brusca y puede repetirse de manera intermitente. Por lo que actividades tan cotidianas como tragar, cepillarse los dientes o hablar pueden desencadenar un episodio de dolor severo.
Hasta el momento las terapias utilizadas para paliar estos síntomas eran el tratamiento farmacológico con neuromoduladores, la radiofrecuencia térmica del ganglio de Gasser y en algunos casos la cirugía. No obstante, la terapia con farmacológica a menudo está limitada por la falta de eficacia y efectos secundarios.
Asimismo, si bien la radiofrecuencia térmica, a día de hoy, representa una estrategia terapéutica con un aceptable nivel de evidencia y efectividad; conlleva un procedimiento complejo, con la necesidad de un quirófano, sedación del paciente, suspensión previa de anticoagulantes o antiagregantes y con las posibles complicaciones de lesión del nervio y estructuras adyacentes, riesgo de sangrado o hemorragias de la zona tratada, explica el doctor Marco Ramírez, responsable de la Unidad de Dolor del HGUCR.
Las inyecciones subcutáneas de toxina botulínica tipo A se plantean, por tanto, como una alternativa a los tratamientos convencionales, ya que supone beneficios determinantes en la escala de percepción del dolor con mínimos y transitorios efectos secundarios, además de ser una opción eficaz si se tienen en cuenta variables de coste-beneficio.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de la Unidad del Dolor ha realizado un estudio observacional en 15 pacientes con neuralgia de trigémino atendidos en el Hospital de Ciudad Real entre marzo y octubre del 2015 que habían recibido tratamiento en los últimos seis meses. Once de ellos se habían sometido previamente a radiofrecuencia.
Los pacientes fueron evaluados periódicamente por los doctores Ángel Plasencia y Carlos Jaramillo con una escala de valoración del dolor (EVA), cuyos resultados determinaron un beneficio significativo mediante el uso de la toxina botulínica, con reducción e incluso desaparición del dolor por un periodo de hasta 3-6 meses.
Estos hallazgos sugieren que “la toxina botulínica tipo A puede representar una herramienta terapéutica útil en el manejo de pacientes con neuralgia del trigémino”, ha subrayado la doctora Iris de la Rocha, en la presentación del estudio en sesión clínica.
Estudio de impacto internacional
El Congreso Mundial del Dolor, celebrado recientemente en Nueva York, ha recogido entre sus avances el estudio de la Unidad del Dolor de Ciudad Real para paliar la neuralgia del trigémino con la terapia de toxina botulínica tipo A.
Según ha avanzado en sesión clínica el doctor Jorge Calle, especialista en Anestesia y Reanimación, la experiencia presentada en el congreso americano “ha sido muy bien recibida”, ya que es un tema en reciente investigación y en proceso de estandarización, siendo escasos los estudios realizados tanto en España como en el ámbito internacional.
Además de sus aplicaciones estéticas, la toxina botulínica ha sido estudiada de forma exhaustiva como una alternativa potencial en el tratamiento de múltiples síndromes dolorosos.
No obstante, en el caso del dolor neuropático hasta el momento no estaban claros sus resultados, ya que era necesario incidir en variables como el bloqueo de nociceptores o señales que recibe el sistema nervioso ante la activación de receptores sensoriales específicos, la reducción de la inflamación neurogénica y la prevención de la sensibilización central y periférica.