La exposición ‘Sorolla Tierra Adentro’ encara su recta final en el Museo de Santa Cruz con la previsión de alcanzar 50.000 visitantes en Semana Santa
La exposición lleva abierta desde el 28 de diciembre de 2017 en el museo de la capital regional y ha sido organizada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Fundación Museo Sorolla, con la colaboración de la Fundación Impulsa Castilla-La Mancha. El pasado fin de semana alcanzó la cifra de 40.000 visitantes.
Toledo no será la única ciudad de la región en la que podrá contemplarse la muestra del genial pintor valenciano, ya que del 18 de abril al 22 de julio de 2018 podrá ser visitada en la Casa Zavala de Cuenca.
Toledo, 24 de marzo de 2018.- La exposición ‘Sorolla Tierra Adentro’, que desde el 28 de diciembre de 2017 se muestra en el crucero superior del Museo de Santa Cruz de la capital regional, encara su recta final con la previsión de alcanzar en esta Semana Santa los 50.000 visitantes.
Según la organización, el pasado fin de semana la muestra, que estará expuesta en el museo toledano hasta el próximo 8 de abril y que ha sido producida por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Fundación Museo Sorolla con la colaboración de la Fundación Impulsa Castilla-La Mancha, alcanzó la cifra de 40.000 visitantes.
Toledo no será la única ciudad castellano-manchega en la que podrá contemplarse, ya que del 18 de abril al 22 de julio de 2018 se podrá visitar en la Casa Zavala, de Cuenca. A tal efecto, la Fundación Impulsa y el Ayuntamiento de Cuenca suscribieron recientemente un convenio de colaboración por el que el consistorio conquense cedía el uso de las instalaciones para llevar a cabo la exposición de las obras de Joaquín Sorolla.
Comisariada por Carmen Pena López, reconocida especialista en la pintura española de paisaje en los siglos XIX y XX, la exposición se centra en el género del paisaje, fundamental en la evolución de la pintura moderna: considerado como “menor” por la Academia hasta el siglo XIX, fue en cambio colocado por el realismo en la vanguardia de la innovación y la experimentación, merced a su uso de la luz y el color.
La pintura de Sorolla se identifica por su trabajo al aire libre y en plena naturaleza. Sin embargo, esos escenarios de luz intensa de las costas de Valencia y Levante que son su referente más conocido no deberían hacernos olvidar que “tierra adentro” realizó numerosos paisajes, que le sitúan en el contexto general de las inquietudes artísticas del realismo final y también de las corrientes intelectuales renovadoras de la Institución Libre de Enseñanza y los regeneracionistas españoles.
Tras la fracasada Revolución del 68 y el desastre colonial, tanto los pensadores como los artistas contemporáneos de Sorolla buscaron una imagen nueva del país, alejada de la representación historicista de las glorias pasadas, y la encontraron en el puro paisaje, tanto en las regiones de la periferia peninsular como en la meseta central y de Castilla; en ésta particularmente se descubrió una estética geológica del suelo -según término de Giner de los Ríos- y un espiritualismo en línea con el gusto decadentista europeo. Para ellos, Castilla sobria, austera y trascendente, sería la imagen más auténtica de la nación española.
Dividida en cuatro ámbitos
La exposición se divide en cuatro ámbitos claramente delimitados: ‘Mitología regionalista y naturaleza. La Valencia de Sorolla’; ‘Sorolla en verde y gris’; ‘La invención de Castilla como emblema nacional’; y ‘La “España blanca’ de Joaquín Sorolla, una versión moderna de la invención romántica”. Además de esto, la muestra incluye en su itinerancia castellano-manchega tres cuadros que se corresponden con tres de los gigantescos bocetos que pintó Sorolla en 1912 para configurar la monumental decoración de la biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York. Se trata de ‘Tipos de la Alcarria’, ‘Tipos manchegos’ y ‘Tipos de Lagartera’.
Particular interés tiene para la región la docena de paisajes “toledanos” presentes en la parte dedicada a Castilla. Sorolla recorrió Castilla en múltiples viajes y se unió a la fascinación por su paisaje que sintieron los institucionistas y la Generación del 98. Un paisaje inédito hasta entonces como tema en la pintura, pero que emocionaría a toda una generación de escritores y artistas con el descubrimiento de su carácter sublime y su poética del vacío.
Durante casi siete meses, estos paisajes “vuelven” a Castilla-La Mancha, concretamente a las dos ciudades de la región que son Patrimonio de la Humanidad, y tanto castellano-manchegos como visitantes tendrán acceso gratuito a su contemplación.