Imagen Castilla-La Mancha
27/03/2008JCCM
La imagen formó parte de la exposición ?Herencia Recibida?

LA CONSEJERA DE CULTURA ENTREGA RESTAURADA LA TALLA DE LA ?VIRGEN DE LA ESPERANZA?

Realizada en madera policromada en el siglo XIII, la imagen ha sido restaurada por el Centro de Restauración y Conservación de Castilla-La Mancha, que tras nueve meses de “delicado” trabajo, “le ha devuelto a la imagen la dignidad que se merecía”.

La consejera de Cultura, Soledad Herrero, ha hecho hoy entrega de la pieza ‘Virgen de la Esperanza’ a la parroquia de San Cipriano, después de que ésta haya sido restaurada por el Centro de Restauración y Conservación de Castilla-La Mancha.

Esta talla anónima fue realizada en el siglo XIII en madera policromada y es una de las más antiguas que hasta el momento se han descubierto en Toledo. Tras su restauración, la imagen formó parte de la exposición ‘Herencia Recibida’ en la edición de 2007, y hoy ha sido entregada sobre una peana de plata realizada por el artista Ricardo Sánchez.

Herrero ha destacado la “delicadeza” con la que se ha realizado este trabajo, reconociendo así la labor del Centro de Restauración y Conservación, que desde el año 2004 ha recuperado 451 bienes muebles que forman parte de “nuestro patrimonio, de nuestra cultura y de nuestra identidad”. En este sentido, la consejera ha explicado que en 2007 se han restaurado 104 piezas, de las que 84 son procedentes de la provincia de Toledo.

“Devolver la Virgen de la Esperanza a su parroquia es una obligación”, ha señalado la consejera, quien ha destacado que tras los trabajos de restauración, “se le ha devuelto a la imagen la dignidad que se merecía”. Con este tratamiento se recupera para la sociedad y la cultura, la talla de finales del siglo XIII, con el fin de que sea disfrutada por todos, sin que para ello pierda su carácter devocional que adquirió en el siglo XVII.

El Centro Restauración “hace que renazcan obras extraordinarias”, tal y como ha señalado la consejera, quien ha explicado que la inversión realizada en este centro desde 2004, se acerca a 1,7 millones de euros, mientras que el año pasado, ésta se situó en cerca de 600.000 euros.

Tal y como ha explicado el restaurador Luis Miguel Muñoz, para la recuperación de esta talla se han dedicado nueve meses de trabajo, en los que, como se realiza habitualmente, se han seguido los criterios adoptados por los organismos internacionales dedicados a la restauración y conservación, teniendo siempre el “máximo respeto hacia la obra”.

Durante el acto de entrega, la consejera también ha estado acompañada por el cofrade mayor de la Cofradía de la Virgen de la Esperanza, Andrés Torres, quien ha mostrado su agradecimiento a la Consejería de Cultura por el trabajo realizado, señalando que esto permitirá que la imagen pueda “ser venerada por primera vez en muchos siglos sin los mantos que antes la cubrían”. Asimismo, al acto también ha asistido el párroco de la Iglesia de San Cipriano, Próculo Yébenes, quien ha reconocido que al recibir esta imagen, tiene ahora la “fantasía hermosa” de que esta iglesia pueda convertirse en santuario de la Virgen de la Esperanza.

Proceso de intervención

La actuación llevada a cabo por los técnicos del Centro de Restauración y Conservación de Castilla-La Mancha, ha consistido, en primer lugar, en desarrollar un minucioso estudio científico, para el que se han realizado diversas pruebas analíticas, con el fin de determinar el estado de conservación y la correspondencia entre las policromías de la talla, ya que a lo largo de la historia, la imagen ha sufrido varias remodelaciones.

Los resultados de este estudio inicial permitieron saber que la policromía de las carnaciones de ambos rostros está efectuada en el siglo XVII, mientras que de la policromía original del siglo XIII sólo quedan mínimos restos, al igual que los pequeños restos de estaño encontrados en el hábito del Niño Jesús.

Durante la restauración se eliminaron todas las prótesis de madera que se encontraban sujetas mediante clavos y tornillos al cuerpo de la imagen. Seguidamente, se realizó la adhesión de aparejo de yeso con la madera de pino y se devolvió el niño a su lugar original, eliminando a su vez el alargamiento del cuello. Todos estos orificios se taparon con una mezcla de pasta celulósica de ph neutro disuelta en resina polivinícola. Se eliminaron también los repintes realizados en época actual y que se repartían por la totalidad de la imagen.

En cuanto a la reintegración de color, ésta se realizó mediante acuarelas con técnica puntillista, de tal manera que la pieza tuviera una buena comprensión iconográfica y estética, no olvidando que los criterios adoptados para esta intervención, son la de una imagen de culto, aunque sin restarle a la pieza el carácter del paso del tiempo. Finalmente, se le aplicó a toda ella una capa de protección final.

Una pieza significativa del románico

Esta imagen representa uno de los modelos escultóricos más significativos del románico, como es el grupo formado por la Virgen que entroniza al Niño. De hecho, en la pieza entregada este jueves, se observan rasgos muy característicos de la iconografía románica, como es su hieratismo y la solemnidad y seriedad de ambas figuras.

La virgen en la mano derecha porta ‘la manzana del Paraíso’ como atribución redentora del pecado. En cuanto a Jesús, éste se encuentra ligeramente desplazado al sentarse sobre la rodilla izquierda de la Virgen. Con su mano derecha bendice y con la izquierda porta una bola, en representación del mundo.

El culto a esta obra parte de la enorme devoción mariana desencadenada por la Orden del Cluny desde la propia conquista de la ciudad de Toledo (1085), y la importancia de la devoción a esta imagen ya se recoge en el ‘Memorial de algunas cosas notables que tiene la Imperial ciudad de Toledo’ escrito en 1576 por Luis Hurtado de Toledo, para Felipe II.

En 1613, Carlos Venero y Leyva, canónigo de la catedral, promueve una profunda remodelación de la parroquia de San Cipriano, que propició un cambio significativo en la imagen. Ésta se adecuó a los modelos que imperaban por entonces, transformándose en una imagen de vestir o de ‘Candelero’. En este sentido, se desplazó al niño del regazo de la madre, y se le efectuó un alargamiento del cuello con el fin de que pudiera verse a través de los mantos que desde entonces empezó a llevar.

Es entonces cuando la cabeza y cara de la Virgen sufren una seria intervención, amputándole la corona tallada en la propia cabeza. De la mano derecha original no se tienen noticias, aunque sí se sabe que la reemplazaron por otra con el fin de que pudiera asir el cetro cuando fuera vestida con los mantos barrocos.

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