EL PRESIDENTE BARREDA AGRADECE EL TRABAJO DE TODOS LOS QUE SE COMPROMETEN CON SU PUEBLO
El jefe del Ejecutivo autonómico recordó actuaciones en este municipio como el Centro de Atención a la Infancia, la residencia de mayores, la piscina cubierta o la remodelación del instituto. Del mismo modo, reconoció en la localidad bargueña un ejemplo de crecimiento y desarrollo armónico.
El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, agradeció hoy en Bargas (Toledo) el trabajo de todos los hombres y mujeres, de cualquier coloración política, que se comprometen con su pueblo y se dedican a la cosa pública.
Barreda hizo esta aseveración hoy en la inauguración del nuevo Ayuntamiento bargueño, un acto que contó con la presencia del monseñor Cañizares, que se encargó de bendecir el nuevo edificio; de la consejera de Administracione Públicas, Llanos Castellanos; del consejero de Vivienda y Urbanismo, Alejandro Gil, y el presidente de la Diputación provincial de Toledo, José Manuel Tofiño.
Ante más de medio millar de vecinos el presidente del Gobierno autonómico subrayó que si Bargas, Toledo y Castilla-La Mancha han cambiado y han crecido se debe al esfuerzo colectivo de todos los castellano-manchegos.
En este contexto indicó que si hoy en Castilla-La Mancha tenemos capacidad de decidir por nosotros mismos se debe a que tenemos autonomía política y financiamos nuestros propios proyectos, por eso nuestros pueblos son hoy diferentes y mejores, apuntó.
A este respecto, el presidente recordó actuaciones en este municipio como el Centro de Atención a la Infancia, la residencia de mayores, la piscina cubierta o la remodelación del instituto, actuaciones encaminadas a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, indicó.
El presidente Barreda invitó a hacer entre todos un esfuerzo de solidaridad para que se conjugue el presente con el pasado, la juventud con la senectud y los que están aquí con los que vienen.
Tradición y vanguardismo
Para el jefe del Ejecutivo autonómico, es muy importante estar orgulloso de nuestra historia. Por ello aplaudió el significado de las dos esculturas que guardan la entrada del Ayuntamiento bargueño: la mujer bargueña, de Francisco Aparicio, que representa la cultura y tradición y la obra del conquense Gustavo Torner que pone de manifiesto la vanguardia y el futuro.
Y es que, a juicio de Barreda, Bargas es una ciudad moderna y funcional, ejemplo de un crecimiento y desarrollo armónico y equilibrado con vista puesta en el futuro.
El presidente de Castilla-La Mancha no quiso finalizar su intervención sin felicitar a todos los bargueños y sin subrayar su deseo de mostrarse como el alcalde de todos los castellano-manchegos, que se siente cercano a los paisanos y conoce, de primera mano, sus problemas y necesidades.
El alcalde de este municipio toledano, Gustavo Figueroa, que agradeció la presencia de José María Barreda en este acto, así como el respaldo que el Ejecutivo castellano-manchego brinda a Bargas, subrayó el notable crecimiento de este municipio en el que conviven de la mano tradición y modernidad y en el que se mira al futuro con ánimo de competir porque nuestro futuro pasa por competir con los mejores y eso significa mejorar y ofrecer calidad de vida.
Características
El nuevo edificio del consistorio bargueño es un edificio moderno y funcional, distribuido de una forma muy práctica que busca espacios abiertos, logrando la sensación de cercanía en la atención al público.
Además de las modernas dependencias administrativas y de atención al ciudadano, el edificio incluye una sala multiusos que puede ser empleada para fines culturales. Lo más característico del nuevo edificio es su gran luminosidad en prácticamente todas sus estancias.
El coste aproximado de la obra asciende a 2,5 millones de euros. Los metros útiles del nuevo edificio son cerca de 2.000 metros repartidos en cuatro plantas: sótano, baja, primera y segunda. En el nuevo edificio se ubican las oficinas de administrativas; la policía local, la oficina del consumidor; el archivo municipal y el Juzgado de paz.
La fachada del edificio se ha hecho en ladrillo de era para que, en la medida de lo posible, mantuviera una imagen característica del pueblo.