Cirujanos torácicos de Albacete e investigadores de Alicante desarrollan un innovador procedimiento para el relleno y sellado de cavidades pleurales
Han diseñado nuevas espumas de poliuretano, biocompatibles y de fácil aplicación, que evitan agresivos tratamientos y complicaciones como infecciones, sangrados, dolor o fístulas en pacientes con problemas pulmonares.
Albacete, 17 de febrero de 2017.- Profesionales del Servicio de Cirugía Torácica y de la Unidad de Investigación de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete junto a investigadores del Laboratorio de Adhesión y Adhesivos de la Universidad de Alicante han desarrollado un novedoso procedimiento para el relleno y sellado de cavidades pleurales, espacios que hay entre las dos capas de la pleura (membrana que rodea los pulmones). Consiste en inyectar in-situ espumas de poliuretano con capacidad de autoexpansión y automodelación que sustituye a agresivos tratamientos quirúrgicos y paliativos utilizados hasta el momento.
Este procedimiento es el resultado de un trabajo de investigación que, en la actualidad, se encuentra en una fase de experimentación animal, donde se observan resultados prometedores desde el punto de vista de la biocompatibilidad y de la capacidad del relleno gracias a sus características de autoexpansión y automodelado.
Existen diversos procesos patológicos en los que la cavidad pleural presenta aire u otros líquidos biológicos como pus o sangre que se resuelven mediante simples drenajes. Sin embargo, principalmente tras cirugías por cáncer de pulmón o infecciones pulmonares complicadas, se pueden acumular cantidades de líquido donde emergen gérmenes difíciles de erradicar incluso con antibióticos o drenajes.
Llegados a este punto, los pacientes sufren un deterioro progresivo, dolor, fiebre, ahogo e incluso la muerte si no son tratados a tiempo. “El relleno y sellado de la cavidad pleural con la espuma de poliuretano evitaría la colección de líquidos y no dejaría espacios para el desarrollo de bacterias controlando la infección de forma definitiva”, explica el cirujano torácico del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y uno de los investigadores principales de este procedimiento, Carlos Rombolá, que cuenta con la colaboración de la cirujana torácica, Marta Genovés, la cirujana vascular, Mercedes Cambronero; y Mónica Gómez-Juárez, veterinaria de la Unidad de Investigación de la Gerencia albaceteña.
La aplicación de este innovador material es muy sencilla ya que se puede introducir por un pequeño orificio en el tórax. “Si bien existen diferentes espumas de poliuretano para uso médico, lo innovador de nuestro trabajo es que la espuma se genera en el momento de su colocación en la cavidad con la mezcla de dos componentes líquidos”, explican el catedrático de Química Inorgánica, José Miguel Martín Martínez, y el químico Alfonso de Lucas.
“Cuando se inicia el proceso y el material que está espumando toca las paredes húmedas de los tejidos circundantes, se crea una zona superficial muy compacta que actúa como molde para rellenar completamente todo el volumen de la cavidad pleural. De esa manera, la espuma de poliuretano se adapta y evita complicaciones posteriores como infecciones, inflamaciones, sangrados, dolor o fístulas”, señalan los investigadores.
Además de ligera, el material no se adhiere a las paredes del tejido impidiendo problemas de roturas si fuese necesaria su extracción. “Hasta donde conocemos no existen antecedentes de colocación de espumas de poliuretano para el relleno de la cavidad pleural”, insiste José Miguel Martín.
Los tratamientos aplicados para el sellado definitivo de cavidades pleurales crónicas corresponden a grandes y agresivas intervenciones como ventanas torácicas o drenajes pleurales. De hecho, desde principios del siglo XX, las cavidades pleurales crónicas se han intentado rellenar con distintas sustancias como aire, aceites, parafina o siliconas, sin éxito. En la actualidad, y gracias a estas innovadoras espumas de poliuretano con características de autoexpansión y automodelado, “evitaríamos grandes cirugías con un simple orificio y la mezcla de dos sustancias líquidas”, coinciden Carlos Rombolá y José Miguel Martín.