El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, destacó hoy que el nuevo obispo de Tarazona, Demetrio Fernández González, a cuya ordenación asistió en el Monasterio de Veruela (Zaragoza) que “es una excelente persona, una buena persona, muy cordial, extrovertida, simpática, y amiga de sus amigos”.

En declaraciones a los medios de comunicación al término de la toma de posesión del obispo de Tarazona, el presidente Barreda añadió respecto a la figura de Demetrio Fernández, que la masiva asistencia de toledanos y de fieles de su anterior Parroquia, pone de manifiesto que es una persona afectuosa y muy querida, “no en vano, hoy un vecino de Toledo, me comentaba una gran verdad: Hemos perdido a un buen párroco aunque la causa merece la pena porque ganamos un obispo”.

José María Barreda calificó de emotiva y entrañable la ceremonia de ordenación del nuevo obispo y declaró sentirse encantado de haber podido compartir con un paisano y con un vecino, el momento más importante de su vida al ser nombrado, nada más y nada menos, que uno de los sucesores de los apóstoles.

El presidente de Castilla-La Mancha estuvo acompañado en este acto por el vicepresidente del Gobierno de Aragón, José Angel Biel, por los alcaldes de los municipios que integran la Diócesis de Tarazona, por el alcalde de Puente del Arzobispo, José Luis de las Heras (localidad donde nació el obispo), y por otras autoridades civiles y militares.

La ordenación episcopal de Demetrio Fernández como obispo de la Diócesis de Tarazona estuvo presidida por el Nuncio Apostólico del Papa Juan Pablo II en España, Manuel Monteiro de Castro, actuando como obispos consagrantes, el presidente de la Conferencia Episcopal Española y Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela y por el arzobispo de Zaragoza, Elías Llanes.

Al acto también se desplazaron numerosos toledanos, tanto fieles de la Parroquia de Santo Tomé, como de su localidad natal, Puente del Arzobispo.

En sus primeras palabras tras ser ordenado obispo de Tarazona, Demetrio Fernández calificó esta jornada para él, “como un acto de ofrenda, de consagración, de culto y también de solidaridad”. Aprovechó para agradecer la asistencia de las principales autoridades eclesiásticas, entre las que se encontraba junto a los citados, el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares y sus obispos auxiliares, así como las autoridades civiles, encabezadas por el presidente de Castilla-La Mancha. Por último, afirmó ponerse a disposición de los sacerdotes que integran su Diócesis.