La consejera de Medio Ambiente, Rosario Arévalo, afirmó hoy que la ganadería ecológica constituye una alternativa a tener muy en cuenta por los profesionales, ya que busca los mayores rendimientos económicos evitando cualquier repercusión negativa en el medio ambiente y en la salud humana.

En la inauguración de la tercera jornada del II Congreso de Veterinaria de Castilla-La Mancha, dedicada a la “Veterinaria del Futuro: Ecología y los Alimentos de Calidad”, Arévalo afirmó que la ganadería es una actividad esencial para la supervivencia y el bienestar humano, que no tiene porque causar afecciones en el entorno si se basa en los criterios de sostenibilidad.

El problema surge, dijo, si se incrementa la carga ganadera, pasándose de las típicas explotaciones extensivas ligadas al terreno a las granjas intensivas sin suelo, donde se concentran masivamente a los animales en espacios reducidos, se sustituyen los pastos por cultivos, y se realiza una mala gestión de los estiércoles producidos por los animales.

Asimismo, la consejera de Medio Ambiente compartió los principios básicos de la ganadería ecológica, como la conservación del entorno natural, manteniendo el medio físico y la atmósfera sin contaminación y la fertilidad natural del suelo y la biodiversidad; el máximo respeto hacia el bienestar de los animales; y el evitar el empleo sistemático de sustancias químicas de síntesis.

“Creo que debemos apostar por una ganadería que asegure el futuro de las próximas generaciones, mejore la calidad de vida y colabore en la conservación del medio ambiente”, dijo, apuntando que estos objetivos también son compartidos por la práctica totalidad de los ganaderos castellano-manchegos, ya que están sabiendo evolucionar positivamente en la aplicación de técnicas de mejora de sus explotaciones que tienen un notable beneficio para nuestro entorno.

Según indicó, los ganaderos tienen muy claro que todas estas mejoras tienen una doble recompensa, por un lado, propician una mejor conservación del principal recurso del que obtienen su renta diaria, y, por otro, favorecen una mayor comercialización de sus productos. “No hay más que observar que cada día es mayor la demanda por parte de los consumidores de productos naturales de calidad, obtenidos de forma ambientalmente sostenible”, añadió.

No obstante, subrayó que, si bien es cierto que se ha avanzado mucho, queda aún bastante camino por recorrer para que los sistemas de producción ganadera alcancen criterios plenos de sostenibilidad. Por ello, afirmó que “resulta fundamental que todos, administraciones, organizaciones profesionales y sectores implicados, como los veterinarios, vayamos de la mano y hagamos los esfuerzos necesarios para que la relación entre ganadería y mejora del medio ambiente sea cada vez más estrecha”.

En lo que respecta a la Consejería de Medio Ambiente, Arévalo indicó que está colaborando con el sector ganadero en el desarrollo de buenas prácticas ambientales, y está poniendo en marcha actuaciones que eviten cualquier incidencia negativa de su actividad sobre el medio ambiente.

En este sentido, recordó la aprobación de un Plan regional de actuación contra la contaminación provocada por la gestión inadecuada de los residuos orgánicos en las explotaciones ganaderas, con el objetivo de optimizar los sistemas de producción de forma respetuosa con el medio ambiente, o el control de las explotaciones porcinas en lo que al tratamiento de los purines se refiere.

También consideró fundamental propiciar una mayor información y formación entre los profesionales del sector para que tengan muy claro cuales son las prácticas que perjudican el medio ambiente y cuales no, y se refirió al reciente convenio de colaboración firmado con la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que conllevará la edición de manuales y la organización de charlas para los profesionales, entre otras actividades.

Por último, la consejera resaltó el papel que puede jugar el colectivo veterinario en el fomento de buenas prácticas ambientales en el sector ganadero, ya que, además de la importante labor que desarrollan de protección y control de la salud de los animales, pueden propiciar entre los ganaderos pautas de comportamiento y de actuación que consigan los objetivos ambientales deseados.