ALONSO DEFIENDE EL REGADÍO COMO FÓRMULA PARA FIJAR POBLACIÓN EN EL MUNDO RURAL
El consejero de Agricultura criticó los cambios que anuncia la nueva agricultura europea por desembocar en el abandono de explotaciones en la región, según dijo al comenzar las obras del regadío de La Grajuela.
El consejero de Agricultura y Medio Ambiente, Alejandro Alonso, se mostró satisfecho por el inicio de las obras de ejecución del Regadío Social "La Grajuela", al sur de la provincia de Cuenca, porque supondrá la creación de nuevas explotaciones y de empleo en el sector agrario, como base firme para el asentamiento de la población en el mundo rural.
Alonso indicó que este objetivo es el contrario al que producirá la anunciada reforma de la PAC promovida por el comisario Franz Fishler, cuyos cambios no benefician al sector agrario de la región, precisamente por derivar en la extinción del agricultor profesional.
En su opinión, la Agricultura tiene futuro y se necesita potenciar criterios de calidad y crear estímulos de mercado para los agricultores, además de creer en las posibilidades de cada sector. Especialmente, en el vino citó el lanzamiento de la nueva Denominación de Origen "Ribera del Júcar" y los nuevos regadíos para garantizar producciones y maximizar rendimientos.
En el momento de arranque oficial del proyecto, Alonso reiteró que, por estar la región lejos de la media nacional en materia de regadíos, es necesario profundizar en esta técnica y de ahí que se haya trabajado con intensidad en un proyecto así, que es el de mayor dimensión de la provincia.
Los regadíos de La Grajuela surgieron en el año 1996 cuando en los años de sequía los agricultores vieron amenazados sus viñedos. Desde entonces se ha venido trabajando en esta actuación que llegará a 729 socios integrados en 5 comunidades de regantes de las localidades de Casas de Benítez, Casas de Guijarro, Pozoamargo y Sisante.
Una vez superados los problemas existentes en la tramitación de expedientes de concesión de agua y realizada la declaración de impacto ambiental, la Consejería firmó a principios de este año la concesión de ayudas a este proyecto, que tendrá un máximo de 4,4 millones de euros de acuerdo a la inversión prevista de casi 9 millones.
Básicamente, la idea del proyecto es usar recursos subterráneos procedentes de sondeos, que elevan el agua hasta una balsa de regulación, desde la que pasa a una red de distribución que llegará hasta las tomas individuales de las parcelas (unas 2.100).
Principalmente, se trata de una red de riego localizado, fundamentalmente en su variante de riego por goteo, que permite un uso eficiente del agua y que opera a la demanda, de acuerdo a las necesidades de cantidad y presión de los agricultores, lo que lleva implícito un elevado sistema de automatización. El 80 por ciento de la superficie regada se destinará principalmente a vid y olivo.