UN RETO PARA TODOS (Es la hora de la Secundaria Obligatoria)
La Educación Secundaria Obligatoria viene requiriendo una atención especial por el conjunto de la comunidad educativa y, especialmente, por el profesorado que imparte la docencia en esta etapa. La Administración ni es ajena a la realidad, pues la conoce porque la evalúa y la analiza, ni puede mirar para otro lado cuando la sociedad reclama con prioridad su atención. Por ello la Consejería de Educación y Cultura ha elaborado un conjunto de medidas que puedan servir para mejorar el servicio y la atención educativa que reciben los alumnos y alumnas de la Educación Secundaria Obligatoria, con el fin de favorecer su formación y su rendimiento, y de ayudar a mantener un buen clima escolar.
Las medidas de este Plan de Mejora han de materializarse en hechos perceptibles por la comunidad educativa con un aumento de recursos, una mejor organización de los centros, una dedicación especial a la orientación y la acción tutorial con alumnos y familias y una atención específica al desarrollo profesional y a la promoción del profesorado. Nuestros hechos no son palabras que luego quedan en papel mojado y, por ello, este Plan de medidas para mejorar la ESO está acompañado de un compromiso económico que hemos cifrado en no menos de quince millones de euros. No hay actuación en educación, si de verdad se quiere mejorar la calidad, que no conlleve un gasto añadido. Y no tienen credibilidad las propuestas que no vienen avaladas con el compromiso de financiación correspondiente.
Entendemos que hay que invertir más donde más se necesita. Ahora es el momento de la Educación Secundaria Obligatoria.
El plan de medidas para la mejora de la ESO se basa en el principio de que la educación ha de ser un factor de cohesión que ha de tener en cuenta la diversidad de los individuos, sin convertirse al mismo tiempo en un factor de exclusión social. La calidad del sistema educativo se mide por su capacidad de promover el desarrollo integral de las alumnas y los alumnos, proporcionándoles una educación funcional, útil, eficaz y satisfactoria.
Los objetivos de este plan son: Prevenir y atajar el fracaso escolar y aumentar el nivel de motivación, esfuerzo y competencia del alumnado, mediante la mejora y el incremento de la dotación a los centros de recursos, equipamientos y estrategias para que puedan garantizar a todos los alumnos y alumnas el desarrollo de sus capacidades.
Estos objetivos se articulan en torno a unos ejes básicos: El mantenimiento en los centros educativos de un clima que favorezca los procesos de enseñanza y aprendizaje mediante actuaciones para fomento de la convivencia; el impulso a la participación de las familias, los alumnos y el profesorado en las decisiones de gobierno de los centros; el desarrollo de la autonomía económica, pedagógica y organizativa de los centros; el refuerzo de los procesos de tutoría, orientación y mediación educativas; el incremento cuantitativo y cualitativo de la formación permanente del profesorado; la promoción y el desarrollo profesional de los docentes; y el apoyo a las decisiones organizativas y pedagógicas de los equipos docentes y directivos.
Estas líneas de actuación se van a traducir en unas cincuenta medidas concretas que, entre otras cuestiones, van a suponer más horas de tutoría, más tiempo para la orientación, más profesorado y atención más directa al alumnado a partir de una organización flexible de los grupos, más profesionales para la mediación y la compensación, más refuerzos en áreas como Lengua Castellana y Literatura, Matemáticas y Tecnología, más formación específica para el profesorado...
Desde la Consejería de Educación y Cultura creemos que es posible progresar mejorando. Frente a la frivolidad con la que otras Administraciones elaboran documentos que a muchos comprometen y a pocos piden opinión, nosotros, en Castilla-La Mancha, hemos analizado la realidad educativa con profesionales directamente implicados en ella, hemos elaborado un documento de trabajo que hemos cuantificado económicamente y estamos dando a conocer a la comunidad educativa, a la que consultamos antes de llevarlo a la práctica.
Esta forma de actuar no es sólo una cuestión de talante, sino, esencialmente, una cuestión de rigor, pues entendemos que mejorar la educación requiere el protagonismo y la responsabilidad de toda la comunidad educativa y no puede haber responsabilidad compartida si antes no existe un conocimiento y el mayor consenso posible sobre lo que vayamos a hacer.
Cualquier iniciativa de mejora será más positiva cuanta más participación concite, pues la participación no es sólo necesaria para garantizar la capacidad de decisión de quienes tienen intereses directos sobre la educación, sino que también es fundamental para abordar adecuadamente la convivencia en el interior de los centros escolares y el proceso educativo de nuestros alumnos y alumnas.



