El Gobierno regional ofrece unas pautas para la correcta conservación de los alimentos durante la compra y su almacenamiento en casa
En la mayoría de los casos, las toxiinfecciones alimentarias pueden provocar diarreas, vómitos, dolor abdominal, fiebre o febrícula y malestar general que remiten al cabo de pocos días.
La Consejería de Sanidad, a través de su Dirección General de Salud Pública y Consumo, trabaja en la vigilancia e intervención frente a estos microorganismos para proteger la salud de los ciudadanos.
Toledo, 7 de julio de 2019.- Con la llegada del verano y las temperaturas elevadas que se producen el número de toxiinfecciones derivadas del consumo de alimentos en mal estado aumenta, principalmente porque en esta época del año se dan las condiciones de temperatura y humedad adecuadas para acelerar la reproducción de las bacterias habitualmente presentes en los alimentos como Salmonella, Campylobacter o Escherichia coli.
Las toxiinfecciones alimentarias son aquellas patologías que se producen por la ingestión de alimentos contaminados con agentes biológicos o sus toxinas. En la mayoría de los casos, las enfermedades provocadas por estos microorganismos consisten en diarreas, vómitos, dolor abdominal, fiebre o febrícula y malestar general que remiten al cabo de pocos días.
Por ello, es esencial tomar mayor precaución durante estos meses de verano y seguir unas sencillas pautas durante la compra y el almacenamiento de los alimentos.
En este sentido, la Dirección General de Salud Pública y Consumo de Castilla-La Mancha ofrece algunas recomendaciones para contribuir a garantizar la calidad de los alimentos, proporcionando un disfrute más saludable y evitando numerosas enfermedades provocadas por una inadecuada manipulación o conservación de los mismos.
En casa
Algo que se debe tener siempre en cuenta es tener las manos siempre limpias y lavar de manera frecuente las superficies donde se vayan a manipular los alimentos. Las manos sucias son una de las principales causas de toxiinfecciones alimentarias.
En la elaboración de alimentos se debe utilizar siempre agua potable y evitar el contacto entre los productos crudos y los cocinados. Un alimento cocinado puede volver a contaminarse por contacto con los alimentos crudos o con objetos que anteriormente hayan contactado un alimento crudo (cuchillos, tablas, superficies, trapos, etc.).
El trapo de cocina o la bayeta puede ser un excelente vehículo de contaminación. Por ello, deben mantenerse limpios, reponerlos con frecuencia o usar papel de cocina.
La basura nunca debe encontrarse cerca de los alimentos y se debe almacenar en recipientes lisos, lavables y cerrados. Asimismo, los alimentos deben permanecer fuera del alcance de insectos, roedores y animales de compañía, ya que pueden ser portadores de gérmenes patógenos y parásitos que pueden originar enfermedades de transmisión alimentaria.
Si se elabora un plato con antelación, conviene cocinar de forma completa y enfriar antes de congelar (no más de una hora), utilizando recipientes tapados para este proceso.
Las actuales prestaciones de los electrodomésticos permiten asegurar una correcta conservación de los productos siempre que las materias primas adquiridas mantengan su frescor. Independientemente de esto, conviene asegurarse de que las características del electrodoméstico del que disponemos son adecuadas para la conservación a realizar y que alcance la temperatura de congelación de al menos -18º C.
Con objeto de minimizar los riesgos y mantener mejor las propiedades del producto, hay que procurar que la congelación se lleve a cabo lo más rápido posible.
Si se envasan alimentos para congelar, no debe olvidarse etiquetarlos con el nombre del producto y la fecha de congelación. No se deben congelar muchos productos a la vez.
Tampoco se debe descongelar los alimentos a temperatura ambiente, sino colocarlos en recipientes limpios e impermeables dentro del frigorífico y evitar que pueda gotear sobre otros alimentos para evitar contaminaciones cruzadas, debiendo consumirlos en un plazo máximo de 24 horas.
El alimento crudo, una vez descongelado, debe cocinarse de forma que el calor alcance el centro del producto lo antes posible. Recuerde no volver a congelar un alimento ya descongelado en su totalidad o parcialmente, salvo que haya sido cocinado previamente con calor intenso.
Productos fríos
En cuanto a la adquisición de los productos fríos y congelados debe realizarse en el último momento de la compra y emplear para ello el menor tiempo posible, por lo que disponer de una lista previa ayudará en buena medida.
Conviene transportar los pescados y mariscos en una bolsa isotérmica con acumulador para no romper la cadena de frío y una vez ya en el domicilio, se debe congelar lo antes posible.
Además hay que rechacer los envases blandos y aquellos que presenten escarcha sobre el producto, desgarros o líquido congelado sobre el paquete pues probablemente podría haberse alterado la cadena de frío.
Es importante no olvidar comprobar las fechas de caducidad o de consumo preferente, así como las instrucciones de conservación de los productos.
Vigilancia y control
Los actuales sistemas de prevención y control, tanto en la producción primaria como en la transformación y comercialización de los alimentos en nuestra región, garantizan un alto nivel de protección al consumidor en materia alimentaria, por lo que la incidencia de aparición de brotes de toxiinfección se considera relativamente baja.
La Dirección General de Salud Pública y Consumo dispone de procedimientos específicos de trabajo para el caso de toxiinfecciones alimentarias y de profesionales que trabajan en el ámbito de la epidemiología y de la inspección en salud pública.
Además de actuar con rapidez en los casos de brotes notificados, los inspectores oficiales de Salud Pública llevan a cabo una importante tarea de prevención a lo largo de todo el año. Así, durante el año 2.018 se realizaron un total de 96.129 inspecciones en establecimientos alimentarios de Castilla-La Mancha.