El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Julián Martínez Lizán, ha subrayado la “labor encomiable” que hacen las bodegas y cooperativas de Castilla-La Mancha para adaptarse a las necesidades de las personas consumidoras. En Castilla-La Mancha, el reflejo se puede ver en los 448 expedientes de VINATÏ que desde 2015 se han desarrollado con 131 millones de euros de subvenciones que se han ofrecido a esas bodegas para ir adaptando los procesos de producción, pero también apoyando a los viticultores con ayudas para la reestructuración que desde 2018 suman 54.600 hectáreas de viñedo para lo que se han destinado 215 millones de euros. “Ese es el fruto del trabajo que nos hace ser una isla en el contexto nacional incluso internacional en la que Castilla la marcha tiene una inercia de comercialización muy buena. Se venden nuestros vinos porque son los apetecibles para los consumidores y sobre todo porque hay un grandísimo trabajo de enólogos detrás de esas producciones primarias que por circunstancias diferentes han hecho que tengamos unas excelentes añadas”, ha dicho.